A diario oímos hablar en los medios de comunicación de términos como economía circular, Antropoceno, permafrost, consumo responsable, huella de carbono, moda sostenible,… Todos ellos están relacionados con nuestros hábitos de consumo y estilo de vida, aunque no siempre conocemos bien a qué se refieren y cómo influyen en el medioambiente.
Según datos de Naciones Unidas, de mantenerse el ritmo de crecimiento actual de la población, se estima que en 2050 se necesitará el equivalente a tres planetas para satisfacer nuestra demanda de recursos naturales necesarios para continuar con nuestro estilo de vida. La historia reciente nos muestra que nuestro impacto en el planeta ha sido bastante nocivo. Sin embargo, pequeñas acciones individuales ejercen un efecto multiplicador en nuestro entorno. Las voces más optimistas opinan que aún hay tiempo para minimizar dicho impacto, si estamos dispuestos a modificar nuestro estilo de vida.
¿Qué es el Antropoceno?
El concepto Antropoceno (del griego anthropo, hombre, y kainós, nuevo, reciente) se creó en el 2000 para definir el periodo geológico en el que las actividades colectivas de los seres humanos (Homo sapiens) comenzaron a alterar sustancialmente la superficie de la Tierra, la atmósfera, los océanos y el ciclo de nutrientes de la naturaleza. Es un término no oficial que se recomienda utilizar de modo informal, ya que no hay consenso sobre la fecha en que la época actual (Holoceno hace 11.700 años hasta el presente) finalizaría para dar paso a la época del Antropoceno.
Para los creadores del término, Paul Crutzen y Eugene Stoermer, el comienzo debería establecerse a finales del siglo XVIII, alrededor de 1784: revolución industrial y utilización de combustibles fósiles. Sin embargo, hay opiniones entre la comunidad científica que establecen el inicio de este periodo en 1945, con la explosión de la primera bomba atómica. Por otro lado, también están quienes argumentan que ya comenzamos a influir en el medioambiente con el inicio de la agricultura en el Neolítico (hace aproximadamente 12.000 años).
En cualquier caso, a modo de resumen, podemos afirmar que el Homo sapiens ha provocado cambios en el medioambiente, cuyas consecuencias ya estamos sufriendo en la actualidad. El efecto que esa intervención tiene a medio y largo plazo no es nada optimista.
Para saber más sobre el Antropoceno:
¿En qué consiste la economía circular?
La economía circular surge en contraposición al concepto de economía lineal tradicional, consistente en producir, usar y tirar.
El nuevo modelo de economía circular se fundamenta, entre otras cosas, en “compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido.” Lo que se persigue con esto es ampliar la vida útil de los productos y reducir al mínimo los residuos. El objetivo último es desterrar el hábito de “usar y tirar”, cuyas nefastas consecuencias ya son evidentes.
Hay muchos motivos para avanzar hacia una economía circular, todos ellos enfocados principalmente en proteger el medioambiente y reducir la dependencia de las materias primas, que no son infinitas y, a medida que aumenta la población y el consumo, también aumenta su demanda. Reducir el uso de recursos naturales también conlleva la protección de la biodiversidad, así como la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero resultantes en la fabricación de productos y componentes.
Para saber más sobre economía circular:
- Parlamento Europeo: Economía circular: definición, importancia y beneficios
- Parlamento Europeo: Obsolescencia. Cómo promover el consumo sostenible
- Ejemplos de economía circular
¿Qué son la huella de carbono y la huella ecológica
El término huella de carbono define la cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) resultantes de las actividades diarias. Incluye emisiones directas a la atmósfera, resultantes de la quema de combustibles fósiles utilizados en el transporte, la producción de bienes de consumo, la generación de energía,… También suele incluir las emisiones de otros gases de efecto invernadero, como el metano, el óxido nitroso o clorofluorocarbonos (CFC). Podríamos resumir que la huella de carbono mide el impacto directo que nuestros hábitos de consumo ejercen sobre el medioambiente.
La huella ecológica, que también mide el impacto de nuestras acciones sobre el medioambiente, lo que tiene en cuenta es la cantidad de recursos que consumimos (cultivos, pesca, pastoreo, agua, …) y la capacidad de la Tierra para recuperarse y renovar esos recursos.
La huella ecológica de la humanidad es superior a la biocapacidad de la Tierra. Es decir, vivimos «a crédito», como si tuviéramos 1,8 planetas a nuestra disposición.
WWF España
Algo que nos suele pasar desapercibido es que también provocamos una huella ecológica digital. El uso permanente de la tecnología requiere de un gran consumo de energía por parte de los proveedores de los servicios. Los servidores que ofrecen acceso a nuestro correo, documentos en la nube, mensajería, redes sociales, videoconferencias, uso de internet, alcanzan unas temperaturas elevadísimas por lo que es imprescindible refrigerarlos permanentemente con un altísimo consumo de agua, por no hablar del gasto energético.
Para conocer más sobre el impacto que tus acciones tienen sobre el medioambiente, te sugiero utilizar esta calculadora Carbon Footprint para medir tu huella de carbono sobre el planeta; seguro que el resultado te sorprenderá.
Para saber más sobre tu huella en el planeta:
- Calculadora de la ONU para medir la huella de carbono
- WWF ¿Qué es la huella ecológica?
- La huella de carbono de nuestra vida digital
¿Qué es el Permafrost y por qué debe preocuparnos que se esté descongelando?
El permafrost es una capa de suelo que ha estado ininterrumpidamente congelado (0°C o menos) durante al menos dos años, aunque en la mayoría de los casos ha estado congelado durante cientos o miles de años. Este terreno no está necesariamente cubierto de nieve o hielo y se compone de tierra, roca y sedimentos. Podemos encontrar permafrost en áreas cercanas al Ártico, que ocupan grandes zonas de Alaska, Canadá y Siberia, donde alcanza un espesor de 1.500 metros.
Una de las consecuencias del cambio climático es el aumento de la temperatura terrestre, lo que está ocasionando que el permafrost se esté descongelando. Hay numerosas poblaciones e infraestructuras construidas sobre este tipo de terreno y el deshielo del permafrost está ocasionando el derrumbe de las casas, carreteras, oleoductos, o volviéndolos inestables.
Pero ese es solo uno de los problemas. El permafrost también es un gran almacén de carbono, por lo que al descongelarse corremos el riesgo de que se libere a la atmósfera, lo que supondría el agravamiento del cambio climático a nivel global.
A esto hay que añadir que en el permafrost hay bacterias y virus de épocas remotas, que al liberarse podrían dar a lugar a enfermedades desconocidas, tanto para humanos como para animales.
Para saber más sobre permafrost:
- Naciones Unidas. Cambio climático: ¿sabes qué es el permafrost o las consecuencias que tiene su deshielo sobre el planeta?
- Enciclopædia Britannica. Permafrost (inglés)
¿Qué significa hacer un consumo responsable?
El consumo responsable se basa en entender que los recursos naturales necesarios para la producción y distribución de los productos no son ilimitados.
En lo referente a los alimentos, está aumentando el interés por conocer el origen de los productos que comemos; si recorren miles de kilómetros para llegar al punto de venta; si han sido producidos de manera sostenible; si las condiciones laborales de los trabajadores son dignas;… La demanda de los denominados alimentos de kilómetro cero es cada vez mayor, como alternativa para reducir la huella de carbono y fomentar además la economía de pequeños productores locales.
También es importante no olvidarnos de que comprar más alimentos de los que realmente necesitamos para alimentarnos supone que gran parte de esa comida acabará en la basura.
Cada año, se estima que un tercio de toda la comida producida (el equivalente a 1300 millones de toneladas con un valor cercano al billón de dólares) acaba pudriéndose en los cubos de basura de los consumidores y minoristas, o estropeándose debido a un transporte y unas prácticas de recolección deficientes.
Naciones unidas. ODS 12. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
En lo referente a productos manufacturados, realizar un consumo responsable implica plantearse varias cuestiones: ¿Realmente lo necesito?; ¿puedo tomarlo prestado en lugar de comprarlo?; ¿qué impacto va a tener el artículo cuando llegue al final de su vida útil? También es aplicable aquí el concepto de las 3R: Reducir, reutilizar y reciclar. Sin embargo, la concienciación creciente sobre la necesidad de cuidar el medioambiente está incorporando más Rs: Rechazar (embalajes innecesarios, bolsas de plástico, artículos que realmente no necesitamos,…) y recuperar (utilizar como materia prima los residuos generados en el reciclaje de otros materiales para elaborar nuevos productos ). Y la lista sigue creciendo.
El efecto de la Fast-Fashion en terceros países
Un ejemplo de consumo irresponsable es la denominada Fast-Fashion: la compra de prendas de ropa prácticamente de ‘usar y tirar’. Prendas que suelen acabar en algunos mercados de segunda mano de países africanos. Sin embargo, la mayoría acaban en gigantescos vertederos de esos mismos países, con efectos desastrosos para el medioambiente, al contaminar el suelo, los ríos y los acuíferos. En este artículo se ven los nefastos efectos de la Fast-Fashion en países como Ghana: Dead white man’s clothes.
Para saber más sobre consumo responsable:
- Cuestionario de moda sostenible: ¿Cuánto sabes de lo que hay en tu armario?
- Calculadoras de huellas alimentarias: ¿Cuál es el impacto de tus hábitos alimenticios en el planeta?