¿Recuerdas los juegos infantiles que jugabas en tu infancia? En el patio del colegio, en la calle o en el parque, había una serie de juegos infantiles que no requerían materiales sofisticados para que la diversión estuviera garantizada. Una cuerda, una goma, una tiza y una piedra, canicas de colores, una pelota, un simple pañuelo,… Y dos ingredientes esenciales: un grupo más o menos numeroso de amigos y ganas de diversión. No se necesitaba más.
Los juegos infantiles siempre han estado presentes en el desarrollo humano. En un periodo del desarrollo tan importante como es la infancia, los juegos contribuyen al desarrollo emocional; se aprenden habilidades sociales; contribuyen al desarrollo de destrezas lingüísticas. Los juegos infantiles que requieren ejercicio físico, al aire libre o en interiores, también suponen un elemento fundamental para el desarrollo de la psicomotricidad.
En definitiva, todo son ventajas en lo que a juegos en grupo se refiere. Pero no olvidemos la base fundamental de los juegos que ahora, por haber caído en desuso en su mayoría, hemos dado en llamar “tradicionales”: se realizan en grupo, interactuando con otras personas, y tienen un componente de actividad física. Seguro que ya se te han venido a la mente escenas de tu infancia y adolescencia: escondite, pilla-pilla, rescate, pase-misí, balón prisionero,…
Juegos infantiles: recreos útiles para la infancia y la juventud (1896)
Es bien conocido que la Biblioteca Nacional de España atesora multitud de libros y material gráfico de todo tipo, así como grabaciones sonoras. Lo que no todo el mundo sabe es que esos fondos también son accesibles en formato digital a través del portal de la Biblioteca Digital Hispánica así como desde el portal BNEscolar.
Lo que sigue a continuación es una recopilación extraída del libro “Juegos infantiles: recreos útiles para la infancia y la juventud” de Julián Bastinos, publicado en 1896. Al final de este artículo te dejo el enlace para que puedes ojear la copia original de los fondos digitalizados de la Biblioteca Nacional de España.
En los extractos presentados, he transcrito literalmente partes del libro, manteniendo gramática y ortografía del original. Posiblemente, en algunos pasajes causará sorpresa, incluso estupor, la descripción y recomendaciones para la realización del juego en cuestión. Recordemos que fue publicado a finales del siglo XIX.
El nombre de algunos juegos ha podido variar a lo largo del tiempo, e incluso de la zona geográfica donde se jugara, pero la esencia es la misma y seguro que reconocerás unos cuantos.
En el prólogo encontramos un adelanto de la filosofía y enfoque del libro:
“El secreto de las diversiones de la infancia y la juventud consiste en lograr que sean útiles y agradables, escondiendo la aplicación educativo-instructiva dentro el envoltorio seductor de un pasatiempo ligero y bullicioso.
Bastinos, J. (1896). Juegos infantiles: recreos útiles para la infancia y la juventud
Así pues […]: hay que pensar en los peligros, en los inconvenientes que presenta el juego en todas las edades, para que no solamente pueda ser inocente y grato sino que guarde con égida invisible á los alborotados jóvenes cuya vida es tan preciosa como frágil, sacrificando siempre á esa primordial preocupación todo resultado educativo de dudosa realización ó de peligrosa naturaleza.”
NOTA: La numeración de las páginas se refiere a la ubicación en el fichero digital.
El sapo voraz (pág. 26 y ss.)
Llámase á este juego el de tonneau pero creemos que le está mejor aplicado el que le aplicamos nosotros, porque el principal personaje que figura en el aparato en cuestión es un señor sapo de hierro colado, en cuclillas, con la boca abierta y dispuesto á tragar por su buzón toneladas enteras de piezas de 10 céntimos: forma una alcancía al revés, y es una alegoría curiosa de la insaciable voracidad de vicio que nunca llega á satisfacerse por más que le arrojen como pasto sus tesoros los pródigos y los aturdidos.
La cuerda (pág. 29 y ss.)
[…] Para regularizar ese ejercicio conviene mucho que sean varios los que á él se dediquen en las horas de solaz y siempre en un sitio abrigado, y sobre un terreno unido sin ser resbaladizo.
Parece mentira que sea posible divertirse en grande con una cuerda. Y sin embargo es lo cierto que desde tiempos inmemoriales han pasado momentos felicísimos los niños, los jóvenes y aún las personas de edad algo madura, saltando al compás marcado por una cuerda, ya solos ó ya en combinación con otros individuos de diferentes sexos y edades.
[…] Cogen la cuerda larga dos niños y la hacen dar vueltas formando con ella una parábola extensa, y procurando que toque siempre en el suelo, y en el mismo sitio siempre, para evitar que se enreden los pies de los bailarines. La cuerda debe sostenerse algo floja, de modo que si ese caso llegara, no puedan por efecto de esta irregularidad, caer al suelo dando con la cabeza. Saltar á pies juntos no conviene mucho, porque ese ejercicio hace trepidar el cuerpo: además, debe saltarse siempre con las puntas de los pies, nunca dando con los tacones en el suelo; en primer lugar porque así es el cuerpo más elástico y los movimientos resultan más libres y desembarazados, y en segundo porque cuando se cae sobre el tacón pueden recibirse sacudidas desagradables y peligrosas en los nervios posteriores de la cabeza.
El traje de las niñas debe ser también apropósito para esos saltos para evitar contingencias poco decorosas que son difíciles de prevenir no teniendo en cuenta nuestra advertencia. Saltar en cruz ó sea pasando la mano izquierda á la parte derecha y vice-versa, es difícil y ocasionado á recibir cordonazos en la cara.
Balas (pág. 41 y ss.)
Hay balas de vidrio, de mármol, de piedra lisa y de pasta. En el campo los mismos chicos que se aburren de estar un cuarto de hora con la vista fija en un cartapacio, en cambio pasan las horas muertas entregados á la ímproba tarea de convertir en bala un trozo informe de granito, y esto lo hacen frotando una y otra y miles de veces un canto con otro canto, sin impacientarse nunca, y empleando en su obra toda la paciencia de un insecto y la perseverancia habilidosa de un indio.
Esas balas se venden en ciertas aldeas por la fabulosa cantidad de diez céntimos.
Las balas de vidrio son gotas de masa vítrea formada por la combinación de sílice y potasa que fundida al calor de un fuego vivísimo […] y así las veis, en los escaparates de los vendedores de juguetes, mirándolas con afán y sintiendo tan vivos deseos de poseerlas como si fuesen insectos cristalizados con los cuales fuera posible jugar de mil maneras.
[…] El juego de balas de la moneda, consiste en poner de pie, sosteniéndola con un poco de polvo ó barro, una pieza de cinco ó de diez céntimos, y trazada una distancia conveniente van por turno disparándole balas por el procedimiento de catapulta, sirviendo de impulsor el dedo gordo de la mano derecha, que se apoya fuertemente en el suelo hacia atrás y distendiéndolo bruscamente á manera de resorte, lanza con brío la bala hacia el blanco […] Cuando todos han tirado desde el punto de partida, entonces la lucha se entabla desde las nuevas posiciones y toda la habilidad consiste en eliminar las balas contrarias y desde allí donde quedó la propia derribar la pieza de moneda que queda para el vencedor. […]
La peonza (pág. 46)
[…] Debe escogerse un terreno bien liso para que la punta de la peonza no tropiece con piedrecitas y se interrumpa el baile, y dure más rato por la disminución del roce, el balanceo gracioso que da la misma rapidez de los movimientos vertiginosos de la peonza que gira. […]
El bramante debe ser nuevo y estar bien seco: apretarlo bien alrededor de la peonza y del modo más regular que se pueda, y sobre todo conservar las distancias entre unos y otros jugadores para que no reciba alguno de ellos un fuerte golpe de la peonza del más atolondrado de los compañeros. […]
La peonza de madera torneada es muy á propósito para los ejercicios al aire libre; en tiempos de lluvia puede echarse mano de la peonza metálica ó zumbadora, con lo cual se logra el mismo placer del juego, viendo como rueda el giróscopo vulgar y haciéndole zumbar al unísono del viento y de la lluvia dentro de la casita y al abrigo de la crudeza de los elementos.
Apéndice – Gimnasia (pág. 53 y ss.)
Todos los juegos anteriormente descritos ponen en movimiento los músculos y los nervios, acelerando la circulación de la sangre y la absorción del oxígeno atmosférico en los pulmones. […]
Hoy está en gran boga el ejercicio de la bicicleta: sin negar su grandísima utilidad bajo muchos puntos de vista, hemos de advertir á nuestros lectores que tal ejercicio presenta no pocos peligros, y son tantos y de tal naturaleza, que no vacilamos en aconsejar á los jóvenes todavía no formados que prescindan hasta más adelante de una diversión que puede costar muy cara.
Tampoco podemos aconsejar el ejercicio del patinaje: cierto es que en los países fríos constituye ese ejercicio una verdadera necesidad: pero considerado como mera diversión tiene muchos inconvenientes, sobre todo en nuestros climas más benignos, porque las capas de hielo son más delgadas y quebradizas, el carácter de los patinadores menos flemático, y la misma rareza de la ocasión en que se hielen los ríos no permite á los noveles patinadores la adquisición de práctica constante que sea garantía segura contra inevitables accidentes.
Una orquesta (pág. 122 y ss.)
[…] En primer lugar fabríquense los instrumentos: no siempre se puede disponer de piano, harmonio y violín, aun cuando quizás sobren trompetas y panderos.
[…] Clarinetes de caña, de diversos calibres; tubos de caña abiertos por los dos extremos y obturado luego uno de ellos con papel de seda tirante atado alrededor de la caña á guisa de zampoña.
[…] Arpas de cedro. Ni las de Saúl y David pueden compararse á estas; sin embargo solo las superan en originalidad: consisten en cajones donde hubo tabacos, y en cuya parte posterior se atraviesa una cuerda de violín sostenida por un travesaño interior arriba y mantenida en tensión por un peso en la parte inferior.
[…] El sinsonte. Instrumento de … cartón, consistente en una pequeña caja por cuyos bordes se pasa un arco frotado de pez griega ó colofonia de Nápoles. Con él se imita el gruñido del cerdo, el quejido del perro á quien le pisaron un callo, el graznido del cuervo, etc.
[…] El Salterio de caña, dispuesto según lo indicamos en la adjunta figura, es susceptible de imitar sonidos bastante armónicos, cuando se le tañe por percusión frotando rápidamente de arriba abajo ó viceversa.
No hay duda de que muchas cosas han cambiado desde que este libro fue escrito. Pero lo que siempre se mantiene es la predisposición natural que tenemos hacia el juego y su importancia en el aprendizaje temprano.
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Que recuerdos , muy chulo el articulo😘😘
Gracias por comentar Silvia, me alegro de que te haya gustado.