El vino y todas las actividades relacionadas con su producción han estado presentes en nuestra cultura durante milenios. Hallazgos arqueológicos de hojas y sarmientos fósiles de hace unos 12.000 años AC demuestran que el cultivo de la vid se efectuaba en regiones cercanas al Mar Caspio y el Mar Negro en Asia Menor. Y hace unos 3.000 años, en los valles de los grandes ríos de las civilizaciones Sumeria, Egipcia, India y China se desarrollaron extensas plantaciones de vid. Y en China se reglamentó la producción de vino estableciéndose severos castigos a quienes mezclaran vino de uva con vino de arroz.
A continuación, varios datos sobre el vino que te gustará saber.
El vino no tiene color
El mosto de la inmensa mayoría de las uvas es incoloro.
El color del vino resultante se produce durante la maceración con las pieles (hollejos) que contienen antocianinas, unos pigmentos hidrosolubles situados en la piel de las uvas y otras células vegetales.
Rosales en los viñedos
No se trata de una cuestión estética, sino que es más bien una medida preventiva: Los rosales y las viñas son sensibles a los ataques de hongos.
La enfermedad denominada oídio, temida por los viticultores, la produce un hongo que podría acabar con la cosecha completa.
Las hojas de los rosales son las primeras en mostrar las manchas de haber sido atacadas por este hongo, por lo que es la señal de alarma para que se puedan tomar las medidas de prevención necesarias y evitar que la enfermedad se desarrolle en el viñedo.
Las avispas y su dedicación al vino
Sin el trabajo de las avispas, posiblemente no existiría el vino. Aunque actualmente la tecnología ha reemplazado su labor, el trabajo de las avispas ha sido fundamental desde el principio de los tiempos.
Las levaduras y hongos que posibilitan que el vino fermente, y que en verano crecen en la piel de las uvas, desaparecerían por completo en invierno si no fuera porque las avispas las ingieren. Estas apasionadas de las uvas, alimentan a sus larvas con la uva masticada y de esta manera las levaduras perduran en el estómago de las larvas en invierno. Cuando las larvas se transforman en avispas, las introducen de nuevo en las uvas dando comienzo así a un nuevo ciclo del vino.
El vino contiene numerosos minerales y vitaminas
Debido a su contenido en alcohol debe tomarse con moderación. Pero hay que destacar que, además de estar libre de grasas y colesterol, el vino contiene numerosos minerales necesarios para nuestro organismo (calcio, cromo, cobre, yodo, hierro, magnesio, fósforo, potasio, selenio, sodio y zinc) así como vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9, B12) en proporción variable.
Formas de servir el vino
Según el estado del vino que vamos a degustar, se deberá servir del siguiente modo:
- Tiene sedimentos, pero no precisa decantación: deberá servirse en cestillo.
- No tiene sedimentos: se servirá en la misma botella.
- Necesita decantarse para su oxigenación, realzar sus cualidades organolépticas y retirar los sedimentos: se servirá en un decantador.
Cómo abrir una botella de vino
Un buen vino puede estropearse en el momento de descorchar la botella. Podemos evitarlo siguiendo estos pasos. En primer lugar, se procede a cortar la cápsula por debajo del anillo del gollete de la botella, limpiando con un paño la parte superior del tapón y el cristal de la botella que haya quedado al descubierto.
Con un sacacorchos apropiado, se introduce la espiral por el centro del corcho, evitando que lo traspase, y se extraerá suavemente. En esta operación lo que se mueve es el sacacorchos, no la botella, para evitar que si hubiera sedimentos en el fondo éstos se diseminen por todo el contenido. Si es necesario, se limpiará con cuidado el interior del cuello de la botella, eliminando posibles partículas de corcho.
En este vídeo nos explican de forma muy gráfica y sencilla cómo abrir una botella de vino de la forma correcta.