Cuando pensamos en el ser humano solemos hacerlo como individuo, abstraído del grupo al que pertenece. Pero tal cosa no ha existido nunca en la naturaleza, que sepamos. Desde que existe el género homo (y mucho antes) los seres humanos hemos pertenecido a un grupo, hemos nacido y muerto dentro de uno, puede que cambiemos de grupo pero habrá sido para pasar a pertenecer a otro. El ostracismo de la antigua Grecia y cualesquiera otras variantes de destierro o apartamiento de la sociedad han supuesto uno de los mayores castigos que se podía imponer a uno de los miembros.
«Desde 2002, un proyecto multidisciplinar (Supreme Court Forecasting Project) en el que participan expertos de varias universidades de EE.UU. intenta responder a esta pregunta (¿sería posible aventurar el fallo de una sentencia judicial?) para el caso particular del Tribunal Supremo de Estados Unidos. Los investigadores han constatado que, cuando se conoce el contenido del caso, un grupo de expertos legales puede predecir con una tasa de acierto del 68 por ciento las decisiones de cada uno de los magistrados. También se han creado algoritmos que, teniendo en cuenta el contenido y la historia de un caso, aciertan el fallo judicial en un 67 por ciento de las ocasiones.»
«Sistemas complejos y el Tribunal Supremo de Estados Unidos» en Investigación y Ciencia de Septiembre 2012
Sí, efectivamente, en este articulo pretendo continuar tratando sobre la toma de decisiones y el supuesto o real Libre Albedrío del que ya traté en el artículo Las emociones en la toma de decisiones. En este caso mi intención es dilucidar en qué modo las influencias externas pueden formar parte de nuestras decisiones de una manera más o menos evidente.
En antropología se emplea el término endoculturación, que es definido como el proceso por el que las generaciones mayores influyen en las más jóvenes intentando -consciente e inconscientemente- que éstos adopten los modos de pensar y comportarse tradicionales. Todos sabemos que los jóvenes, por más indóciles que resulten, van a adoptar al menos una parte de estas tradiciones y formas de pensar; aquí ya tenemos una transmisión de la moral prevaleciente que va a influir por definición en nuestras decisiones.
«Los experimentos realizados con distintas especies de primates no humanos indican que existe en los sistemas sociales de estos animales una forma de reciprocidad calculada, lo que se ha interpretado como un precursor del sentido humano de justicia y también una internalización de normas sociales. De estos experimentos se puede concluir que los monos antropoides y los simios son capaces de mantener en su mente los servicios recibidos por otros congéneres y pagar a esos individuos esos favores. Lo contrario también es cierto: existe la revancha y la agresión cuando las reglas que mantienen el grupo social son violadas.»
Francisco J. Rubia «La Moralidad en Primates Humanos y No-Humanos» e.e.
Se refiere Francisco J. Rubia a cuestiones que no quiero entrar a tratar (por no desviarme del tema) y que se pueden leer en los libros de Frans de Waal. Me permito recomendar especialmente «El mono que llevamos dentro» y «La edad de la empatía» ya que contienen relatos muy amenos con muchas anécdotas.
El punto que quiero destacar en mi relato es que «el grupo» es mucho más importante para nosotros y la conformación de nuestra moral de lo que solemos pararnos a pensar, y no sólo para las sociedades humanas, ya que parece que en esto no nos distinguimos del resto de los primates. Incluso primates tan alejados de nosotros como los monos capuchinos muestran en sus interacciones un sentido de lo que es justo o no. Entre los experimentos de Frans de Waal destaca uno que realizó en la «Universidad de Emory» con Sarah Brosnan:
- Enseñaron a un grupo de monos capuchinos a intercambiar fichas por comida. Los monos que participaron en el estudio fueron separados en parejas y el experimento consistió en premiarlos de diferente manera por una misma tarea. El pago consistía en un pedazo de pepino a cambio de una ficha y todo iba bien mientras ambos recibían el mismo pago. Se introdujo el cambio de dar premios desiguales, uno seguía recibiendo pepino pero el otro recibía una uva (un premio más apetecible); la indignación del perjudicado llegaba a tal punto que algunos rehusaban trabajar y otros se negaban a comer. Los detalles sobre este experimento podemos leerlos en «El mono que llevamos dentro» y podemos verlo en un video en Naukas.
Con todo lo dicho, puede que aún no hayamos alcanzado a describir la profunda importancia del grupo para nosotros ya que, si seguimos indagando, descubriremos que el grupo podría incluso ser la causa de nuestra gran encefalización:
«… los trabajos de Robin Dunbar y otros han puesto de manifiesto que el tamaño del cerebro, del neocórtex en particular, guarda una estrecha vinculación con el tamaño del grupo social primate. Mediante técnicas de neuroimagen se ha observado cierta asociación del tamaño de determinadas regiones cerebrales con el tamaño del grupo.»
«¿Fue el tamaño grupal representativo de una especie el motor de la evolución de un cerebro grande y ocurrió al revés? La selección natural pudo haber primado la aparición de un cerebro poderoso por otras razones … que luego permitieron la aparición de grupos sociales más extensos.»
Luis Alonso reseñando el libro «The Evolution Of Primate Societies» Dirigido por John C. Mitani, Joseph Call, Peter M. Kappeler, Ryne A. Palombit y Joan B. Silk. The University of Chicago Press, Chicago, 2012. en «Mente y Cerebro» nº 60 2013
El asunto aún está en discusión ya que no se puede afirmar taxativamente que algunas de las hipótesis propuestas se hayan probado de forma suficiente. Richard Mc Elreath relata un estudio basado en modelos complejos; aporto aqui lo que yo creo un buen resumen:
«Diferentes hipótesis de tipo ecológico, social y cultural explican cómo evolucionó el voluminoso cerebro humano. Una de ellas relaciona la ecología con la inteligencia, y sugiere que las dificultades ambientales, que influyen sobre la búsqueda de alimento, son fundamentales en la evolución del tamaño cerebral. Otra, la hipótesis de la inteligencia social, señala que la clave reside en los retos que representan la competencia y la cooperación con otros miembros de la misma especie. … La conclusión del análisis de González Forero y Gardner es que la inteligencia ecológica es el factor clave que determina el crecimiento del tamaño cerebral y corporal. … En cambio, los factores sociales eran menos relevantes a la hora de determinar los patrones de crecimiento. La competencia entre individuos o entre grupos está relacionada con el desarrollo de un cerebro grande y un tamaño corporal más pequeño que el valor real. … la cooperación producía más de un efecto. … podía dar lugar a una reducción del tamaño cerebral, ya que algunos individuos podrían aprovecharse de la inteligencia de los demás.»
Richard Mc Elreath «¿Qué impulsó la evolución de un cerebro voluminoso?» en Investigación y Ciencia Octubre 2018
Para terminar, quiero hacer una recapitulación sobre lo que he expuesto en algunos artículos que podrían estar relacionados con este: Hemos visto cómo no es necesario un sistema de «Control Central» para que exista una alta organización (De hormigas, físicos y matemáticos); hemos visto que nuestro propio cerebro funciona sin que exista un sistema de «Control Central» (Cerebro ¿Quién está a los mandos?); hemos visto que nuestras decisiones están ligadas, de una u otra manera, a nuestro sistema emocional (Las emociones en la toma de decisiones); también hemos visto que la empatía es muy importante para los mamíferos y que suscita en nosotros la comprensión de los estados emocionales de los demás (Empatía y neuronas espejo).
Ahora hemos visto que el problema de la decisión también está muy relacionado con nuestra pertenencia a un grupo y las interacciones con otros individuos. Esta claro que en ninguno de estos artículos he profundizado realmente, he pasado sobre estos temas de forma somera, aunque espero que bien fundamentada, apenas con unos apuntes y con la única intención de dejar constancia de que hay cuestiones que no son habitualmente como siempre las hemos imaginado. Esto no pretende ser un colofón ya que mi intención es, una vez esbozadas algunas cuestiones fundamentales, volver sobre algunas de ellas.