En un artículo anterior, hablábamos del sufragio universal y la participación ciudadana en la consolidación de la democracia. En esta segunda parte, vamos a explorar diferentes modelos democráticos que ha habido a lo largo de la historia.
Casi siempre que alguien habla de democracia empieza por explicar cómo nació en Grecia, concretamente en Atenas. Sin embargo yo no seguiré esa línea porque ese enfoque presenta varios problemas. El mayor es que al analizar las democracias contemporáneas, encontramos notables diferencias con el modelo ateniense. Además, la democracia es una expresión de una necesidad fundamental de los seres humanos: organizarse colectivamente para tomar decisiones, como cualquier grupo de “cazadores recolectores”, una comunidad de vecinos, etc.
Democracia directa y representativa
Dicen Francesco y Luca Cavalli-Sforza en su obra ¿Quienes somos?:
«Todos los cazadores-recolectores que existen en la actualidad tienen costumbres en común, aunque estas van desapareciendo, ya sea por extinción física, ya sea por conversión a otros modos de vida. Siempre viven en pequeños grupos, no tienen una organización jerárquica, no suele haber jefes y su vida social se basa en el respeto recíproco.» (pg. 43)
Previamente a esta conclusión han analizado algunos grupos y encuentran que
«No hay jefes, jerarquías ni leyes. Hay igualdad entre hombres y mujeres. Las cuestiones que afectan a todos se discuten en común alrededor de una fogata. El peor castigo que puede infligir la comunidad es la expulsión del campamento, que en la selva casi equivale a una condena a muerte […] Naturalmente, el exiliado siempre se puede unir a otra banda, si está dispuesta a acogerlo» (pg. 25)
Nosotros también vivimos en una democracia pero empleamos otro método: elegimos representantes y los enviamos a ellos a discutir nuestros problemas con el mandato implícito de defender nuestros intereses. La nuestra es una democracia de otro tipo, es una democracia “representativa”; a la anterior se la conoce como democracia “directa”, pero ya se entiende que es difícil de aplicar en sociedades con estado y un gran número de componentes. Más adelante veremos algunos intentos de aplicar democracias directas pero, primero, veamos qué es eso tan comentado que inventaron los atenienses.
Tebas, Atenas y Esparta
Comúnmente se suele decir que la democracia nació en Grecia. Ya hemos visto que no es así, por lo que ahora vamos a ver qué es lo que nació en Grecia.
En el año 338 Filipo II, padre de Alejandro Magno, asentó la hegemonía de Macedonia sobre el resto de las ciudades griegas; hasta entonces las tres más importantes habían sido Atenas, Esparta y Tebas. Tebas y Esparta tenían reyes, así que la democracia griega fue realmente la democracia ateniense.
En qué consistía la democracia ateniense
El órgano principal de gobierno de Atenas era la asamblea (ekklesia), que supuestamente fue instaurada por Solón en el 594 a. C.. A ella podían asistir todos los ciudadanos varones en posesión de sus derechos; para adquirir esos derechos se requerían dos años de servicio militar y podían perderse por sentencia judicial. La fórmula que empleaban los propios atenienses era: «ton athenaion ho boluleme nos hois exestin” (cualquier ateniense que quiera entre los que pueden), aunque se resumía habitualmente como «ho boulomenos” (el que quiera).
En la democracia ateniense se usaba tanto el sorteo como la “rendición de cuentas” como fórmulas para evitar la corrupción:
Existía un consejo (boule) que se encargaba de ejecutar las órdenes de la asamblea y de resolver algunas cuestiones entre asambleas. Este consejo era conocido como el Consejo del Areópago y se conformaba con los representantes enviados por los distritos. Pero cada distrito debía enviar más representantes de los que les correspondían ya que, como último paso, se sorteaba los que entrarían, haciendo así más complicada, o al menos más onerosa, la compra de candidatos.
Los juicios penales los celebraban jueces profesionales, pero los juicios civiles eran celebrados por un cuerpo elegido por sorteo para ese año (heliastai). Antes de cada juicio se volvía a sortear, entre los que estaban disponibles, tanto el que participaría como juez como los que lo harían como jurados.
Algunos cargos públicos, que solemos traducir como ‘magistraturas’, (kleros) eran elegidos por sorteo y otros por votación. En todos los casos, debían someterse a una investigación de bienes antes de ejercerlo (dokimasia), otra al dejar el cargo (euthynai) y a todas las que solicitaran los ciudadanos en cualquier momento durante el mandato.
Ya vamos viendo que no se parece mucho la democracia ateniense a nuestras democracias. Sin embargo, sí que tenemos una herencia clara, algo que seguimos usando desde entonces: la división en Leyes permanentes (nomai) y Decretos temporales (psephismata). Las leyes eran compiladas por seis magistrados (thesmothetai) que vigilaban la derogación o los conflictos entre leyes, que en última instancia sometían a la asamblea (ekklesia) para su resolución.
Nuestras democracias
La democracia directa reconoce implícitamente que el poder está en el pueblo y que este es el que delega en ciertos puestos o cargos públicos. Pero nuestras democracias, aunque hoy en día aceptan que todo el poder emana del pueblo, no parten de ahí sino que surgen históricamente a partir de otro principio conocido como QOT: (Quod omnes tangit, ab omnibus tractari et approbari debet «Lo que a todos afecta, debe ser tratado y aprobado por todos»).
«La invocación del principio del QOT no suponía que se considerase el consentimiento de los gobernados como única o principal fuente de legitimidad, lo que supone una diferencia básica con las asambleas representativas modernas. Más bien significaba que un deseo de «arriba» tenía que lograr la aprobación de «abajo» para convertirse en una directiva legítima que generará obligación. Tampoco acompañaba al principio ninguna idea de elección entre candidatos por parte del pueblo o de propuestas de la asamblea. Se trataba más bien de pedir al pueblo que pusiese el sello de aprobación a lo propuesto por las autoridades (civiles o eclesiásticas). […] El repetido uso de la formula QOT contribuyó indudablemente a propagar y establecer la creencia de que el consentimiento de los gobernados era fuente de legitimidad y aprobación política.»
Bernard Manin «Los principios del gobierno representativo» e.e.
Estas democracias originarias, que como vemos no tienen nada que ver con la ateniense, fueron estableciendo cada una sus requisitos para poder votar, normalmente tener un número determinado de propiedades o de dinero. Es lo que se conoce como democracias “censitarias” con el propósito de asegurar que solo aquellos considerados aptos, por los que ya están en el poder, pudieran participar en la toma de decisiones políticas.
En otra vuelta de tuerca, pasamos a las democracias gobernadas por partidos, que es otra manera de control. Aunque en este caso no se controla el voto sino el ‘votable’, ya que un candidato que llega al frente de un partido ha de pasar muchos años inmerso en la cultura de ese partido. Es el modo que tienen los partidos de controlar a los candidatos y, por extensión, la propia democracia de controlar quien se presenta.
Ensayos de democracias directas
La democracia directa consiste en un principio simple: todo el que tiene derecho a intervenir interviene si quiere y todo el que tiene derecho a votar vota si lo desea; la decisión se toma en función de la mayoría expresada en los votos de los que han querido expresar su voluntad. Se comprende que era muy complicado establecer una democracia directa, antes de tener a nuestro alcance los medios tecnológicos actuales, ya que no parece posible hacer una asamblea presencial con millones de personas. En consecuencia, han existido algunos ensayos interesantes:
El movimiento asambleario
La concepción del anarquismo no es el caos como se suele decir. Tampoco es acabar con el estado, sino sustituirlo estableciendo una organización diferente, una organización basada en comunidades pequeñas capaces de gobernarse por medio de una asamblea y que se pueden relacionar con otras, pero siempre de igual a igual, por medio de representantes nombrados para una misión específica y con un mandato concreto.
Los soviets
Durante un periodo muy corto, desde el final de la Guerra Civil Rusa (1921) hasta el golpe de estado de Stalin a la muerte de Lenin (1924) se implantó en Rusia un sistema de organización similar a las asambleas anarquistas, pero jerárquico. Los soviets locales nombraban representantes con los que se formaba un soviet de orden superior y así hasta llegar al soviet supremo que tenía la potestad de defender sus propuestas ante la asamblea legislativa. Los soviets enviaban a sus representantes con sus propuestas y tenían un procedimiento muy ágil para destituir a dichos representantes y nombrar a otros cuando consideraban que no defendían convenientemente las propuestas.
Este sistema no desapareció tras el golpe de estado de Stalin, pero quedó vacío de contenido cuando se prohibieron los partidos políticos y sólo quedó el Partido Comunista monopolizando el poder y la asamblea legislativa estaba formada únicamente por representantes del partido.
Asambleas digitales
La mayor novedad de Podemos consistió en su novedosa forma de organización política, ya que fue la primera organización de ámbito nacional capaz de montar su estructura de decisión como un sistema de democracia directa: asambleas provinciales, autonómicas y una nacional. En todas ellas pueden participar las personas que pertenecen a ese territorio y son soberanas dentro de su ámbito. Lógicamente tienen que existir organismos entre asambleas, pero la autentica novedad es que, gracias a las nuevas tecnologías, todo un país puede participar y votar en la misma asamblea.
Partido X
Para terminar, algo que nunca ha existido, fue solo una propuesta de democracia directa que surgió de algo llamado “Partido X” a raíz del movimiento del 15M y antes de la existencia de Podemos. Su propuesta era esta:
- Elegimos a nuestros representantes al congreso exactamente igual que como hasta ahora y todo el funcionamiento del Congreso es exactamente igual que hasta ahora: propuestas, votaciones, …
- Introducimos un sistema de votación seguro en el que los ciudadanos puedan participar votando las iniciativas presentadas en el Congreso como si fueran diputados
- Supongamos que en una iniciativa han votado el 20% de los ciudadanos con derecho a voto, ya sabemos lo que opina ese 20% pero desconocemos lo que opina el 80%.
- Con los datos anteriores elaboramos un coeficiente que sea la relación de los votantes con el total. En este ejemplo será el 0,8 ya que no sabemos lo que piensa el 80%
- Ahora votan los diputados pero su voto ya no vale 1 sino 0,8: ya que conocemos lo que opina el 20%, vamos a intentar extrapolar el otro 80% con el voto de los diputados en el Congreso.
- Con lo que han votado los ciudadanos más el coeficiente corrector aplicado al voto de los diputados se resuelve la votación.
Para saber más…
- Naciones Unidas – Democracia
- Comisión Europea – Protección de la democracia
- Council of Europe – Manual de educación en los derechos humanos con jóvenes
- Parlamento Europeo – Democracia y derechos humanos