He escrito en varias ocasiones acerca del deporte, sobre en qué medida es necesario, sobre cuáles son los beneficios de practicarlo, incluso sobre los motivos por los que no necesariamente vas a adelgazar haciéndolo. En este artículo quiero escribir acerca de un deporte específico, la escalada.
No todo es un subidón de adrenalina
Hay un grupo de deportes que tienen unas características comunes, los conocemos como deportes de montaña y en ellos se pueden englobar desde caminar, hasta la escalada clásica en roca o hielo, con una gran variedad de intermedios: correr, esquí de montaña, barranquismo, boulder (o bulder), vías ferratas, escalada deportiva. Algunas de estas actividades, como es evidente, entrañan un riesgo; supongo que este es el motivo por el que se considera que sus practicantes son “amantes” del riesgo y la adrenalina.
Voy a intentar analizar el riesgo de manera un poco más reposada utilizando la escalada: Algunas modalidades de escalada en roca utilizan medios artificiales para progresar por la pared, también en la escalada en hielo se utilizan piolets y crampones, pero en la mayoría de las modalidades no se emplea ningún elemento que ayude a progresar, esto quiere decir que el escalador podría hacerlo sin ningún equipamiento adicional.
La seguridad ante todo
Podemos afirmar que en la escalada, con ir adecuadamente vestido y calzado sería suficiente (para algunos ni siquiera eso sería necesario). Sin embargo acostumbramos a ver fotografías en las que los escaladores cargan con multitud de “material”, están atados a cuerdas que se ve como suben o bajan por las paredes y habitualmente llevan casco… Absolutamente todo ese material que se ve es de seguridad, para progresar se emplean única y exclusivamente las manos y los pies.
Ese equipamiento (cuerdas, mosquetones, empotradores,…) se utiliza para ser anclado a la roca para, en caso de accidente, limitar la longitud de la caída a una que nuestro cuerpo pueda soportar con un mínimo de lesiones. Las cuerdas y el arnés tienen propiedades dinámicas de manera que absorben parte de la energía. El casco protege la cabeza, tanto de impactos, como de posibles piedras que se pueden desprender desde arriba. Por lo tanto, lo habitual es que tras una caída no se sufran más daños que alguna contusión o abrasión.
El riesgo solo es una parte de la actividad
Por si la evidencia del empleo de esa gran cantidad de material de seguridad no fuera suficiente vamos a ver qué dicen algunos estudios al respecto. Hay dos de David J. Llewelly y Xavier Sánchez (1 y 2) cuyos resultados indican que los escaladores no escalan buscando el riesgo sino que lo aceptan como parte de la actividad y solo aceptan aquellos riesgos que consideran estar capacitados para asumir en función de la que consideran que es su forma física y habilidades técnicas.
En el tercer Congreso de investigación en escalada Gina Blunt Gonzalez y Christina Conroy presentaron un trabajo (3) en el que se abundaba en la conclusión anterior, afirmando que los escaladores evalúan cuidadosamente los riesgos, y se señalaba además que no se observa que los escaladores tengan comportamientos de riesgo en otras áreas de su vida, es decir, que no conducen de forma temeraria o alocada, por ejemplo. Estos resultados son coherentes con otros estudios (4 y 5) en los que se observan personalidades equilibradas psicológicamente, emocionalmente estables y con niveles bajos de ansiedad.
Estas características no son exclusivas de la escalada, son compartidas con lo que solemos llamar “deportes de riesgo”, en los que las características psicológicas más confirmadas por los estudios (6) son: Niveles bajos de ansiedad, estabilidad emocional, extraversión, conformidad con las normas sociales y autoeficacia (confianza en las propias capacidades para lograr los resultados pretendidos).
¿Qué es lo que buscan los escaladores en la escalada?
Pero entonces ¿si no es el riesgo y la adrenalina, qué es lo que buscan los escaladores en la escalada? Bien, veamos cuáles son sus motivaciones:
Los practicantes de escalada presentan un perfil psicológico que difiere de los que practican otros deportes más convencionales, siendo la diferencia principal con otros deportistas, tanto de deportes individuales como colectivos, la de estar menos motivados por conseguir el éxito deportivo (Feher, Meyers, & Skelly,1998; Rossi & Cereatti, 1993), lo que puede explicar el escaso interés en la competición que presentan los escaladores analizados, que se refleja en el penúltimo puesto que ocupa el entrenamiento para la competición entre los motivos para practicar la escalada. ../.. Esta prevalencia de razones intrínsecas entre los escaladores viene a confirmar los resultados de investigaciones anteriores (Asçi et al., 2007; Fave et al., 2003; McIntyre, 1992; Zahariadis, Tsorbatzoudis, & Alexandris, 2006). Para los deportistas analizados, la escalada es una experiencia que es intrínsecamente valiosa, que escogemos hacer por ella misma, y en la que sus protagonistas son capaces de divertirse con lo que están haciendo independientemente de refuerzos externos.
“Estudio sobre las motivaciones para la práctica de la escalada en roca”
Iván López Fernández, Laura García Bravo y Francisco Javier Garrido González
Continúa exponiendo el estudio, en los siguientes párrafos, que los intereses que los escaladores declaran van en el sentido de obtener y conservar una buena forma física y psicológica, así como una capacidad técnica que les permita mantener la situación bajo control, corriendo el menor riesgo posible, mientras escalan.
Parece, otra vez más, que las cosas no siempre son lo que parecen y los escaladores no son esos locos por el riesgo que muchos pueden pensar, lo que no quiere decir que no exista alguno que lo sea. Sin embargo, en líneas generales el riesgo es algo que los escaladores evitan, en la medida de lo posible, o intentan mantener bajo control cuando no es posible evitarlo.
Sé que la pregunta que planea sobre todo el texto es “¿por qué?” y también sé que no la he respondido de manera clara y concisa pero eso es porque ni he encontrado una respuesta en otros ni yo me creo capaz de responder pero lo que sí tengo claro es que Lionel Terray no se equivocaba al escribir “Alcanzar la cumbre de una montaña no es la meta de una ascensión, sino la regla que pone punto final al juego.” (7)
Notas:
(1) «Individual differences and risk taking in rock climbing» David J. Llewelly y Xavier Sánchez. Compuesto por 116 escaladores (24% mujeres) activos completaron las escalas de búsqueda de sensaciones impulsivas, de autoeficacia del dominio específico, y medidas conductuales de capacidad, experiencia y asunción de riesgos en la escalada en roca.
(2) «Self-efficacy, risk taking and performance in rock climbing» David J.Llewelly, Xavier Sánchez, Amanda Asghar y Gareth Jones. Compuesto por 201 escaladores activos (163 hombres y 38 mujeres) de entre 16 y 62 años en 5 lugares de escalada en roca y 6 en interiores en Gran Bretaña.
(3) «Risk taking and ethics in rock climbers 14 entrevistas individuales y un cuestionario completado por 101 escaladores en el tercer Congreso de investigación en escalada, celebrado en Colorado (EEUU) en agosto de 2016.
(4) Hugo Ramos Cabal y Ángela González Diñeiro (Investigadores en Deportes de Montaña de la Unidad de Investigación ”Ejercicio, Salud y calidad de Vida” del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León BIOMED) especifican en sus propios estudios que la mayoría de los deportistas de montaña se caracterizan por ser personas equilibradas psicológicamente, que muestran sus emociones pero también las saben controlar, es decir, son emocionalmente estables y racionales.
(5) Josef E. Tappe Martínez («Estudio Psicológico y Psicopatológico de montañeros Aragoneses que han realizado expediciones de gran altitud.». Tesis doctoral Departamento de Medicina y Psiquiatría de la universidad de Zaragoza 1977) ha encontrado un mejor nivel de salud mental que la población general, niveles más bajos de hipocondriasis y obsesividad Mayor madurez que el grupo control no observándose ninguna desviación psicopática en su personalidad.
(6) García-Naveira, Locatelli Dalimier, Ruiz-Barquín y González «Diferencias en personalidad entre deportistas de deportes de riesgo vs otras modalidades deportivas» Universidad Pontificia de Comillas, Leeds Beckett University y Universidad Autónoma de Madrid recopilan algunas de estas características con referencias a otros estudios:
- Niveles bajos de ansiedad: Breivik, 1996; Gutiérrez, Amat, Ruiz y Sanchos, 1994; Magni, Rupolo, Simini, De Leo, y Rampazzo, 1985; Sánchez y Torregrosa, 2005; Sleasman, 2004.
- Estabilidad emocional: Egan y Stelmack, 2003; Gomà -I-Freixanet, 1991; Gomà -I-Freixanet y Puyane, 1991; Kajtna, Tusak, Baric y Burnik, 2004; Sánchez y Torregrosa, 2005; Sleasman, 2004.
- Responsabilidad: Kajtna et al., 2004.
- Autoeficacia: Llewellyn y Sánchez, 2008; Martha et al., 2009; Merritt y Tharp, 2013.
- Adaptación a los cambios: Magni et al., 1985
- Extraversión: Gomà -I-Freixanet, 1991, 1995; Gomà -I-Freixanet y Puyane, 1991; Sherri et al., 2003.
- Conformidad a las normas sociales: Gomà-I-Freixanet, 1991; Gomà -I-Freixanet y Puyane, 1991.
(7) Cita del libro “Los conquistadores de lo inútil”. Este es un libro muy bien escrito en el que narra parte de su vida. Lionel Terray fue un alpinista francés de la época clásica del Alpinismo, nacido en 1923 y muerto 1965, participó muy activamente en la primera ascensión de un 8000 (El Annapurna en 1950) salvando, junto con Rebuffat, la vida de sus compañeros que llegaron a la cima (Herzog y Lachenal). En el libro no solo narra una época sino su relación y aventuras con los grandes clásicos del Alpinismo Louis Lachenal, Gastón Rebuffat, Maurice Herzog,…