Este año se cumple el 50 aniversario del famoso Mayo del 68. Nombre que hace referencia a las revueltas estudiantiles de los meses de mayo y junio de 1968 en París, que fueron el germen de numerosos cambios sociales y culturales en todo el mundo.
«Se conoce como Mayo francés o Mayo del 68 a la cadena de protestas que se llevaron a cabo en Francia y, especialmente, en París durante los meses de mayo y junio de 1968. Esta serie de protestas fue iniciada por grupos estudiantiles de izquierda contrarios a la sociedad de consumo, a los que posteriormente se unieron grupos de obreros industriales, los sindicatos y el Partido Comunista Francés. Como resultado, tuvo lugar la mayor revuelta estudiantil y la mayor huelga general de la historia de Francia, y posiblemente de Europa occidental, secundada por más de nueve millones de trabajadores. El movimiento estudiantil tuvo influencias del movimiento hippie que se extendía entonces.» Fuente: Wikipedia
¿Nuestros jubilados de hoy son aquellos jóvenes del 68?
Las multitudinarias manifestaciones que están llevando a cabo los jubilados desde hace semanas han propiciado que se estén haciendo similitudes entre este sector de la sociedad y aquel Mayo del 68. Lo paradójico que se quiere destacar en los medios de comunicación es que aquellos jóvenes son los mismos que ahora se manifiestan en las calles en defensa de sus pensiones de jubilación. Pero los que protestan hoy no son ni mucho menos los mismos que protestaron entonces.
Si hacemos cálculos, los jóvenes universitarios de entonces son los que han tenido las riendas del poder político y económico los últimos diez años… Y nos han traído donde nos encontramos ahora.
No debemos olvidar que lo que estaba sucediendo en Francia tuvo una escasa o distorsionada difusión en España. Si echamos un vistazo a la prensa de la época se observa que había otros asuntos considerados ‘de interés general’; por poner un par de ejemplos:
Diario ABC – 2 Mayo 1968: Portada: Franco, aclamado | El Jefe del Estado y esposa fueron aclamados por la multitud que llenaba el estadio Santiago Bernabéu al aparecer en la tribuna para presidir la undécima demostración sindical de Educación y Descanso, celebrada ayer tarde. Pag. 39: Franco presidió ayer [1º de Mayo] la XI demostración sindical | Millares de espectadores aclamaron al Jefe del Estado | En la exhibición artístico-deportiva, dedicada a hispano-américa, intervinieron más de quince mil trabajadores. (ver publicación)
Hoja Oficial del lunes: editada por la Asociación de la Prensa – Epoca Tercera Número 1519 – 6 mayo 1968: Estudiantes condenados en París (pag. 11); España desde dentro (pag. 18); Comentario: No pasó nada (pag. 26).
Aunque también había publicaciones que intentaban informar de los cambios políticos que se estaban gestando en la sociedad.
Mundo Obrero: Órgano del Comité Central del Partido Comunista de España: Año XXXVIII Número 11 – 1 mayo 1968: Un gran 1º de Mayo en Madrid (ver publicación)
Habrá quien reproche a la generación de nuestros jubilados que no quisieran involucrarse en política, que solamente estuvieran interesados en si el Real Madrid volvía a ser Campeón de Europa; en ver salir por la puerta grande de la Maestranza de Sevilla a Curro Romero; en comprarse un 600 para ir los domingos al campo…
Los jubilados de hoy en aquel Mayo de 1968
A finales de los 60 en España, con una edad entre 21 y 25 años, lo habitual para la mayoría de la población era haber comenzado ya a formar una familia: trabajo, comprar un pisito, matrimonio, hijos. La época que les ha tocado vivir a los que -cariñosamente- se denomina yayos ha sido realmente dura. Pasaron su primera infancia en plena Guerra Civil, alcanzaron la adolescencia en la posguerra y vivieron su edad adulta durante una dictadura. Durante su infancia y primera adolescencia era frecuente que se abandonara la escuela sin apenas haber aprendido a leer y escribir, el acceso a una educación superior estaba limitado a unos pocos.
La mayoría pasaron privaciones, tuvieron que abandonar sus raíces y emigrar a las ciudades para buscar un futuro mejor. Emigrar al extranjero fue la opción de millares de personas. En la década de los 60, y principios de los 70, era frecuente que los adolescentes entre 12 y 14 años se pusieran a trabajar “para echar una mano a la economía familiar” – lo de aspirar a una educación superior era para los ricos.
Con esos antecedentes, nuestros jubilados de hoy son los hombres y mujeres que se afanaron por prosperar para dar a sus hijos lo que ellos no pudieron tener: buena alimentación, estudios, vivienda digna. Las condiciones laborales imperantes en aquella época hoy nos hacen sonrojar – o deberían. Son la generación de los trabajos de aprendiz (sin remunerar en muchos casos), del pluriempleo, de las horas extraordinarias sin cotizar, de la economía sumergida por imposición. Numerosas mujeres de los barrios humildes encontraron una fuente de ingresos adicional para su familia yendo a ‘limpiar casas’ a los barrios ricos – cobrando en metálico, claro: “-Es mejor así Menganita, si te doy de alta en la Seguridad Social cobras menos. -Muchas gracias Doña Fulanita”. Pero sin cotización no hay jubilación.
Hasta aquí hemos llegado
Una combinación de diversos factores (condiciones laborales precarias, deficiente gestión de los gobiernos de las últimas décadas) han llevado a los jubilados al límite del hartazgo. Este sector de la población ha sido infravalorado durante mucho tiempo y solamente se les ha tenido en cuenta con fines electoralistas, vendiéndoles promesas de una vida en Jauja cuyo único objetivo era captar su voto. Pero han dicho basta.
Los gobernantes -actuales y futuros- deberán tomar buena nota de que estas personas ya no se van a conformar con quedarse en casa viendo pasar la vida en la televisión.
Ahora tienen otra buena causa para volver a ponerse en movimiento: no solo defender su propio bienestar, sino también nuevamente la lucha por conseguir una vida digna para sus hijos y sus nietos. Son perseverantes, tienen ganas, experiencia, mucho tiempo libre y se mueven unidos en la misma dirección.
Me permito lanzar un aviso a los políticos: Cave Senior! (¡Cuidado con los mayores! – mi traducción libre y pequeño homenaje al famoso mosaico romano Cave Canem!).