Tertulia ilustrados

Tertulias y tertulianos en el siglo XVIII

Damos la bienvenida a nuestro blog a un nuevo colaborador: Javier Galainena. Te presentamos su primera publicación que trata sobre las tertulias y tertulianos, una actividad que tuvo especial relevancia en el siglo XVIII y que ha adquirido un nuevo auge en los últimos años.


Hola a tod@s, en este mi primer artículo en el blog quiero hablaros de algo muy interesante y curioso que practicaban nuestros antepasados para divertirse y pasar el rato, así que espero que os guste, os divirtáis y paséis un buen rato leyéndolo. Os voy a hablar de las tertulias y los refrescos que se popularizaron en España a lo largo del siglo XVIII, así que sin más dilación voy a comenzar.

La tertulia como evento social

Tertulia. Los dulces del santo
Los dulces del santo. José Jiménez Aranda (1892)

Las tertulias eran formas creativas y más abiertas de establecer y mantener relaciones humanas más variadas. Se convirtieron en instrumento fundamental de la sociabilidad de las élites, cauce de difusión de las ideas ilustradas, de la opinión pública, y a su vez una nueva manera de relacionarse los hombres y las mujeres.

Servicio de Té
Servicio de Té. Jean-Étienne Liotard (1783)

En estas nuevas prácticas de sociabilidad, chocolate, café y té tuvieron un importante papel. Estas tres bebidas consumidas por sí mismas, por su valor alimenticio y por el placer del gusto, alcanzaban todo su significado como ejes de encuentro y relación social.

Sociedad Económica de Amigos del País
Sociedad Económica de Amigos del País (León)

También existían diferencias entre las tertulias, salones y demás reuniones sociales, donde los temas más serios, como eran los asuntos políticos, podían tratarse de manera informal y las reuniones institucionalizadas, como las Sociedades Económicas de Amigos del País, donde todo debía ser más formalizado.

Cada vez se dio una mayor integración entre hombres y mujeres, llegando las mujeres a ocupar una destacada posición en estas nuevas reuniones y fue creciendo la integración de los diversos grupos sociales.

Estas tertulias se celebraban en el ámbito doméstico, es decir en el privado, al que no se podía acceder libremente, pues los desconocidos debían contar con invitación o al menos con una carta de presentación. En España eran reuniones preferentemente urbanas a las que asistían parientes, amigos, invitados, generalmente todos ellos pertenecientes a la misma clase social, gentes que disponían de mucho tiempo libre y de medios económicos, pues organizar una visita o tertulia era caro.

Salones y tertulias en la Ilustración

Las relaciones sociales en España experimentaron en el siglo XVIII cambios notables, de acuerdo con las transformaciones derivadas del Reformismo Ilustrado. Estas nuevas reuniones se inscribían en el proceso de privatización y separación entre las clases altas y las clases populares, situándose a medio camino entre la más alta sociabilidad de corte y las tradicionales sociabilidades de parentesco, vecindad, trabajo y religiosidad.

Tertulias, visitas, academias, salones, cafés, fueron en el siglo XVIII escenarios y momentos esenciales en la vida de la relación social, fundamentales en la vida individual y colectiva. La mayoría de estas tertulias eran vespertinas, y sus motivos eran muy diversos, unos más generales como pasar el rato, ver a los amigos, distraerse después de las ocupaciones cotidianas, otros más definidos y concretos de temática política o cultural.

Los elementos de relación que confluían en una tertulia también eran muy variados: relaciones de amistad, familiares, vecindad, de ocupaciones e interés, etc. Había contertulios exclusivos, pero en muchos casos frecuentaban varias tertulias y salones, pues algunos tertulianos eran muy reclamados y era un gran honor ser invitado a las reuniones de mayor fama y prestigio. Las tertulias con el paso del tiempo se fueron tiñendo de los nuevos valores de la época, como la sensibilidad, la sensualidad, el placer de vivir, la búsqueda de la felicidad, etc. Patrocinar una tertulia, ser un tertuliano deseado y esperado, eran claros signos de éxito social. Quedar al margen de ellas era como estar al margen de la sociedad.

Me han dejado los concurrentes a mi casa. Algunos del todo. Aún se conoce que el desvío es meditado en el comisario de Marina, el comandante del tercer batallón (Don Narciso Muñiz) y don Miguel de Cifuentes (Prada); su liga y aversión abierta, las demás gentes sin propósito; acaso volverán; nada me importa. Los libros ocuparán la primera parte de la noche; Llanos y el chaquete el resto. Vienen alguna vez el párroco, Bautista, (José Fernández) San Miguel; Peñalba, que está aquí, todas las noches.

Fragmento extraído del ‘Diario de Jovellanos’ cuando cayó en desgracia la tertulia de su casa.

Espero que esta pequeña reseña sobre las tertulias del siglo XVIII os hayan abierto el interés por el tema y os lleven a indagar más por vuestra cuenta. Un saludo a tod@s.

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